Bioética. Sus Origenes.
Sus antecedentes más remotos pueden encontrarse
en los crímenes de guerra cometidos por los nazis, durante la II Guerra Mundial,
cuando realizaron experimentos directamente en humanos, con los prisioneros de
guerra, cuyo descubrimiento posterior dio origen al Código de Nuremberg; el
surgimiento de esta nueva disciplina ocurre en la segunda mitad de este siglo. A fines de la década de los
60 y principios de los años 70, un médico oncólogo norteamericano, el
Doctor Van Rensselaer Potter, obligado a enfrentar la creciente
deshumanización en el trato con pacientes en estadio terminal de cáncer,
atendidos en Unidades de Cuidados Especiales o Intensivos, rodeados de equipos
que todo lo miden, menos los sentimientos, comienza a reflexionar sobre el
efecto del impulso extraordinario del desarrollo científico-técnico, que había
invadido el campo de las ciencias médicas, en el paciente, quien había sido
visto hasta ese momento como alguien pasivo en el proceso salud-enfermedad,
delegando o, más bien, obligado a delegar su derecho de libertad de elegir lo
mejor para él, en el personal de salud (Lic. Amaro
Maria del C: Principios básicos de la bioética, Rev. Cubana. enferm.1996).
Así, Potter, elabora su teoría acerca de una nueva
disciplina, la Bioética, para estudiar justamente los problemas morales
surgidos al calor del desarrollo científico y que abarca, no sólo al hombre
sano o enfermo, sino a todos los seres vivos que tienen relación con la mejor
calidad de vida del hombre (Lic.
Amaro Maria del C: Principios básicos de la bioética, Rev. Cubana.
enferm.1996).
El término “bioética” fue utilizado por primera vez
por V. R. Potter hace poco menos de cuarenta años (Potter V.R. Bioethics: the science of survival, "Perspectives in
Biology and Medicine" New York, 1970). Con este término aludía Potter
a los problemas que el inaudito desarrollo de la tecnología plantea a un mundo
en plena crisis de valores. Urgía así a superar la actual ruptura entre la
Ciencia y la Tecnología de una parte y las Humanidades de otra. Ésta fisura
hunde sus raíces en la asimetría existente entre el enorme desarrollo tecnológico actual que otorga al hombre el poder
de manipular la intimidad del ser humano y alterar el medio, y la ausencia de
un aumento correlativo en su sentido de
responsabilidad por el que habría de obligarse a sí mismo a orientar
este nuevo poder en beneficio del propio hombre y de su entorno natural.
Potter, definió la bioética como “wisdom of science”,
expresión muy acertada, pues en cierto sentido, la bioética supone un retorno a
la antigua sabiduría prudencial propia del individuo humano. Retorno a la
sabiduría práctica (phronesis) o prudentia. La bioética no es una
disciplina que pone límites, sino que es la prudencia aplicada a las acciones
del hombre en la era tecnológica.
Algún autor ha señalado el método de la bioética como
un método triangular en el que habría tres momentos: el primero, el momento del
análisis científico que nos proporciona los datos objetivos sobre el problema
que hemos de analizar; en segundo lugar, el momento en el que se analizarían
las implicaciones antropológicas y éticas de la acción propuesta; y un tercer
momento, práctico, en que se aplicarían las reflexiones realizadas al problema concreto y
se tentaría también una respuesta jurídica (E. Sgreccia en Manuale di Bioética, Milano 1999).
La ética médica permanece como matriz rectora y a la
vez parte principal de la bioética. Así se deduce de la definición de bioética
de la “Encyclopaedia of Bioethics”: estudio sistemático de la conducta humana en el ámbito de las ciencias de
la vida y de la salud, analizada a la luz de los valores y principios
morales" (Reich,
1978).
La ética médica no es sólo una parte de la bioética,
sino que goza además de especial relevancia en el conjunto de la nueva
disciplina. Por la riqueza de su tradición científica y humana - ausente en el
resto de la bioética- posee un especial valor que no puede ser ignorado. La
pretensión ilusoria de construir una “ética nueva” que habría de romper con la
ética tradicional no sólo carece de fundamento sino que deja traslucir una
notable ignorancia. Ciertamente la bioética – y con ella la ética médica- afronta
hoy problemas nuevos, pero
cuenta con los mismos medios de siempre
para resolverlos: el uso juicioso de la razón y la luz de los valores
y principios coherentes con la específica forma de ser del hombre.
Por el contrario, sí resulta nueva la condición dialogante, tolerante y respetuosa
que preside el ejercicio bioético. Así lo exige la diversidad cultural e
ideológica del mundo actual. Sin embargo, ser tolerante no significa rebajar
las exigencias de la realidad, ni el reconocimiento de sus auténticas implicaciones
éticas. Traduce en cambio la conciencia de que sólo una actitud de diálogo
abierto y honesto, respetuoso con la legítima libertad de las conciencias,
puede permitirnos avanzar juntos hacia el reconocimiento de los valores y
principios auténticos.
La bioética surge por tanto como un intento de establecer un puente
entre ciencia experimental y humanidades (Potter
V.R. Bridge to the Future, 1971). De ella se espera una formulación de
principios que permita afrontar con responsabilidad –también a nivel global-
las posibilidades enormes, impensables hace solo unos años, que hoy nos ofrece
la tecnología.
Los investigadores de la
Universidad de Georgetown definen Bioética como el estudio sistemático de la
conducta humana en el área de las
ciencias de la vida y del cuidado de la salud, a la luz de los valores morales
y principios éticos, combinando el conocimiento biológico (Bio) con el
conocimiento de los sistemas de valores humanos (ética), con la finalidad de
globalizar los juicios sobre las situaciones y casos para mejorar la toma de
decisiones, incrementando su corrección y su calidad (Pbro. Rodríguez, William. Apuntes Bioéticos desde el campo de la
Salud, 2004.
Ante
el avance que la ciencia le ha dado al hombre sobre sí mismo, la bioética como
disciplina procura preservar la vida y la dignidad del ser humano, e intenta
ser un puente entre el desarrollo de la investigación científica tecnológica y
la conducta de quienes tienen en sus manos la responsabilidad de adoptar decisiones
en el campo de la salud (Pbro.
Rodríguez, William. Apuntes Bioéticos desde el campo de la Salud, 2004).
La bioética
es una disciplina que tiene por objeto material los actos
humanos que suponen una intervención sobre la vida (no sólo humana sino también
animal y vegetal) para considerarlos bajo el punto de vista formal de la ética,
a saber, conocer si son buenos o malos para guiar su obrar (Dra. Elena Postigo, bioeticaweb.com. Consultado el 14 de marzo de
2009)
“Ha quedado patente que nuestra tecnología
ha superado nuestra humanidad.”
“Ha quedado patente que nuestra tecnología
ha superado nuestra humanidad.”
A .Einstein,
Mis ideas y opiniones
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